
Si la vida fuera de color de rosa, no tendría sentido que exista gente que viva en la penumbra. Esto es un hecho, otra cosa es que no queramos ser conscientes de la realidad.
Algunos, hasta se acostumbran a vivir en ella, lo veo normal y lógico. Por norma general, en cada paso que das a lo largo de la vida, te encuentras multitud de trabas que provocan que igual para dar un mísero paso en tu vida, tienes que retroceder unos cuantos más. Son las normas del juego, así está escrito.
Vivir en una especie de oscuridad no tiene que estar ligado a un bajo estado de ánimo o a no ser optimista. Son cosas distintas. En mi concepto de vivir en una penumbra, uno simplemente es consciente de que las cosas no suelen ser fáciles, que aquellas cosas que más nos importan serán aquellas por las que habremos luchado más, aquellas que nos harán levantarnos cuando tropecemos. Paradójicamente, estas cosas, las que nos hacen más felices, también son aquellas que nos podrán hacer más daño.
Uno se mueve por las sombras consciente de que todo lo bueno tiene su lado malo y por ende, todo lo malo tiene su lado bueno. Es una filosofía que se adquiere a base de vivir experiencias dolorosas, y no sólo físicas, a fin de cuentas, las que nos masacran por dentro son las que provocan un mayor daño y las que peores cicatrices dejan. Siempre me ha gustado decir que las mejores sonrisas, son fruto de los peores sufrimientos. Es sencillo, una persona que ha sufrido, valora lo bueno de las cosas, por insignificantes que sean; y dicha valoración se representa mediante las sonrisas.
Lo malo es que nos empeñamos en vivir a plena luz de sol, como si la vida fuera un cuento de hadas, pensando y convenciéndonos de que todo va a ir bien, pensando que somos invencibles e indestructibles. Siempre hemos pecado de un egocentrismo muy arraigado en nuestro interior. A fin de cuentas, muchos se toman la vida como una concurso de popularidad. Piensan que son felices, que lo tienen todo, pero que todavía se merecen más.
Supongo que en la vida tiene que haber de todo, a mi dejarme en la oscuridad, intentando ser consciente de que todo lo que uno quiere, se lo gana con sacrificio, esfuerzo, paciencia y determinación. Que en esta vida nada es gratis y que a la mínima todo se puede derrumbar. A mi dejarme vivir en la sombra puesto que no seré el más popular ni el prototipo de héroe de película al que todo el mundo admira, pero en cambio lucharé cada día para ser mejor. En resumen, dejarme caminar por mi penumbra, que a muchos os cegará la luz del sol y no veréis las piedras que hay en el camino mientras que mi ceguera será la voluntad de que cuando me caiga, me pienso volver a levantar.
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